La meditación de la mujer árbol la recibí por primera vez de la mano de mi profesora Carmen Sánchez, durante mi formación de Yoga y Embarazo. Una meditación que se realiza de pie y que te permite conectar con el poder de la tierra, su fuerza y estabilidad.
En las clases de yoga para embarazadas me encuentro con que las futuras mamás tienen miedo a caerse, tropezarse, que fallen las piernas… Ese miedo se manifiesta de forma consciente, cuando se piensa en el futuro o de manera inconsciente en los sueños.
A través de la meditación de la mujer árbol, llevamos la atención a la planta de los pies, principal conexión con la tierra. Esa conexión es cada vez más débil debido a la cobertura de los pies. Contrariamente a lo que ocurre con la tecnología, a mayor cobertura en nuestros pies: zapatos, calcetines, alfombras… menos conexión. Por lo que llevar la atención a la planta de nuestros pies, sentir como apoyamos y cómo repartimos el peso de nuestro cuerpo, es esencial para conectar con la fuerza y estabilidad de la tierra que nos sostiene, en todos los sentidos.
La fuerza que aplicamos sobre la tierra a través de nuestros pies, nos es devuelta cumpliendo con el principio de acción y reacción de la tercera ley de newton que afirma que “el cuerpo que ejerce una fuerza sobre otro cuerpo, experimenta una fuerza de igual intensidad en la misma dirección pero en sentido contrario”. Es decir, la tierra no solo nos sostiene, si no que nos impulsa hacia arriba, nos empuja a seguir creciendo, a seguir creando.
Así que la próxima vez que sientas miedo: pisa, pisa fuerte, crea el contacto, conecta y crece.